Con los alegatos de apertura de la acusación y de la defensa, comenzó esta mañana el debate oral y público por el homicidio del que resultara víctima Eduardo Honores.
La exposición de la teoría del caso estuvo a cargos de los fiscales Gustavo Herrera y Martín Pezzetta. Los mismos realizaron un repaso sobre los inicios de la causa a partir del hallazgo del cuerpo sin vida de Honores y como se fueron descartando distintas líneas de investigación y sospechosos de ser los posibles autores.
Herrera resaltó que en la vivienda fueron hallados numerosas huellas dactilares que pertenecian a diferentes personas. A partir de la implementación en la Policía provincial de nuevas tecnologías - particularmente de un sistema informático y bases de datos de comparación informática de huellas dactilares - se detectó que un rastro pertenecía a la imputada por lo que se comenzó a sospechar que la mujer podría estar vinculada con el crimen.
En ese marco se realizaron pruebas de ADN sobre colillas de cigarrillo halladas en la vivienda del fallecido y que contenian el perfil genético de la víctima. Además se realizó el cotejo de rastros de calzado que se encontraban en la escena del crimen y que resultaron coincidentes con un par de zapatillas secuestrados en la vivienda de la acusada.
Además en el marco de un allanamiento en la casa de acusada, se secuestaron distintos elementos que pertenecían a Honores. El abogado de la querella, Agustín Aguilar representante de la hija de la víctima, adhirió a los alegatos de la fiscalía.
El defensor oficial Juan Pablo Piombo, calificó como "débil" la prueba en la que se sustenta la acusación y sostuvo que existen numerosas líneas de investigación que no fueron profundizadas por la parte acusadora. En este punto enumeró una serie de indicios que a su entender, en caso de ser peritados podrían permitir avanzar en el proceso contra otras personas sospechadas.
En cuanto al descargo realizada por su representada, el defensor manifestó que la misma ejercía la prostitución y que la víctima fatal era uno de sus clientes. En este sentido agregó que por esas circunstancias podían hallarse rastros genéticos o papiloscópicos en el lugar del hecho y que las cosas halladas en la casa de la imputada le fueron regaladas por Honores.
Finalmente adelantó que citaron al debate a peritos que concluyeron que la escena del crimen fue adulterada o montada.
Según la acusación el hecho sucedió el 7 de mayo de 2017 entre la medianoche y las cuatro de la madrugada en el domicilio de la víctima ubicado en calle Villegas al 900 de Cipolletti. En esas circunstancias y mientras el hombre se alistaba para tener relaciones sexuales en el interior del baño de la vivienda, la acusada, le habría disparado con un arma de fuego a la altura del tórax provocándole la muerte para posteriomente robar pertenencias y dinero en efectivo de la víctima.
La calificación legal del caso es la de homicidio agravado por el uso de arma de fuego, por ser cometido por alevosía y en circunstancias criminis causae.
Con los alegatos de apertura de la acusación y de la defensa, comenzó esta mañana el debate oral y público por el homicidio del que resultara víctima Eduardo Honores.
La exposición de la teoría del caso estuvo a cargos de los fiscales Gustavo Herrera y Martín Pezzetta. Los mismos realizaron un repaso sobre los inicios de la causa a partir del hallazgo del cuerpo sin vida de Honores y como se fueron descartando distintas líneas de investigación y sospechosos de ser los posibles autores.
Herrera resaltó que en la vivienda fueron hallados numerosas huellas dactilares que pertenecian a diferentes personas. A partir de la implementación en la Policía provincial de nuevas tecnologías - particularmente de un sistema informático y bases de datos de comparación informática de huellas dactilares - se detectó que un rastro pertenecía a la imputada por lo que se comenzó a sospechar que la mujer podría estar vinculada con el crimen.
En ese marco se realizaron pruebas de ADN sobre colillas de cigarrillo halladas en la vivienda del fallecido y que contenian el perfil genético de la víctima. Además se realizó el cotejo de rastros de calzado que se encontraban en la escena del crimen y que resultaron coincidentes con un par de zapatillas secuestrados en la vivienda de la acusada.
Además en el marco de un allanamiento en la casa de acusada, se secuestaron distintos elementos que pertenecían a Honores. El abogado de la querella, Agustín Aguilar representante de la hija de la víctima, adhirió a los alegatos de la fiscalía.
El defensor oficial Juan Pablo Piombo, calificó como "débil" la prueba en la que se sustenta la acusación y sostuvo que existen numerosas líneas de investigación que no fueron profundizadas por la parte acusadora. En este punto enumeró una serie de indicios que a su entender, en caso de ser peritados podrían permitir avanzar en el proceso contra otras personas sospechadas.
En cuanto al descargo realizada por su representada, el defensor manifestó que la misma ejercía la prostitución y que la víctima fatal era uno de sus clientes. En este sentido agregó que por esas circunstancias podían hallarse rastros genéticos o papiloscópicos en el lugar del hecho y que las cosas halladas en la casa de la imputada le fueron regaladas por Honores.
Finalmente adelantó que citaron al debate a peritos que concluyeron que la escena del crimen fue adulterada o montada.
Según la acusación el hecho sucedió el 7 de mayo de 2017 entre la medianoche y las cuatro de la madrugada en el domicilio de la víctima ubicado en calle Villegas al 900 de Cipolletti. En esas circunstancias y mientras el hombre se alistaba para tener relaciones sexuales en el interior del baño de la vivienda, la acusada, le habría disparado con un arma de fuego a la altura del tórax provocándole la muerte para posteriomente robar pertenencias y dinero en efectivo de la víctima.
La calificación legal del caso es la de homicidio agravado por el uso de arma de fuego, por ser cometido por alevosía y en circunstancias criminis causae.